martes, 8 de diciembre de 2009

Pura contradicción


Y después de un largo puente, de vuelta a la rutina. De vuelta al orden de cada día en que poco queda para la improvisación. Y así un día, otro día y otro hasta que llega de nuevo el fin de semana, en el que podemos hacer un poco lo que nos da la gana.

¿Os imagináis que fuese al revés? ¿Qué la semana laboral durase dos días y que tuviésemos siete para el ocio? ¿Seríamos acaso más felices? La verdad es que es difícil saberlo. De alguna manera necesitamos de cierto orden y concierto en nuestras vidas. Lo que ocurre es que la rutina nos “rutiniza”. Nos convertimos casi en autómatas y nos dejamos llevar por la corriente de la semana, así, sin pensar…

…y así sin pensar llega de nuevo el “por fin es viernes” y esas semanas de vacaciones que tanto anhelamos. Pensamos que haremos lo impensable y que hasta, si nos los proponemos, podremos incluso pensar. Pero… ¿No será que disfrutamos más de este tiempo de ocio porque sabemos que tiene un principio y un fin? Porque eso de no saber qué vamos a hacer por un corto periodo es divertido, pero si se alarga demasiado en el tiempo ya puede dejar de hacernos tanta gracia…

Porque el desorden nos gusta, a ser posible, algo ordenado. Y viceversa.

4 comentarios:

Unknown dijo...

te lo digo yo que últimamente tengo mucho tiempo libre y no paro de buscar cosas para rellenarlo... jejeje

pero yo creo que en el fondo uno tiene que buscar en su rutina esas pequeñas cosas cautivadoras que a uno le hacen sentir bien, feliz...

yo por mi parte, me encantan mis pequeñas rutinas: levantarte por la mañana y mirar el cielo, la mayoría de veces tan azul, sonreírle al espejo, mientras te dices a ti mismo que hoy puede ser el mejor día de tu vida y eso es así, porque todos los días pueden ser el mejor de tu vida, al fin y al cabo cada día es único, irrepetible...

creo que la rutina tb puede ser única si uno le pone imaginación.

Anónimo dijo...

Hasta la no-rutina puede convertirse también en rutina. Somos seres rutinarios. Sin rutina, estamos perdidos.

Unknown dijo...

Anhelamos aquello que no tenemos, si los días de descanso fuesen más largos el tiempo nos parecería infinito… y siempre necesitamos un fin.

Bejamin Mee dijo...

Yo ni me he dado cuenta de lo rápido que ha pasado el tiempo durante el último año. Crees que la vida se te pasa con un pestañeo pero sólo es porque le estás sacando jugo. En cuanto echas el freno un poco (que de vez en cuando hace falta) y te paras a analizar las cosas que has hecho, no te acabas de creer que hayas sido posible de hacer eso en ese tiempo.
Recordar lo que siempre nos ha pasado en temporada de exámanes, que se nos iba la cabeza pensando en todas las cosas que íbamos a hacer cuando termináramos, y al terminar, estabas tan bloqueado que lo único que se te ocurría hacer era sentarte a descansar y olvidarte de todo.
Yo estoy de acuerdo con que la rutina de trabajo es la que te hace valorar el tiempo de ocio.